Bienvenidos a mi salón,
No sólo con las maletas preparadas, sino también con mucha ilusión, comenzamos nuestras vacaciones, hacia tierras francesas. Pyrénees Atlantique.Landes, Gironde, Dordogne,Charente,Vienne, y Loire, son las regiones o departamentos, que tenemos en nuestra lista para visitar.
He de deciros que posiblemente lleve mi neceser más organizado que el propio viaje, queríamos que nos sorprendiera, dejarnos llevar por la tierra y que ella nos guiase.
Con 379 km. por delante, y con nuestra casita a cuestas, ponemos rumbo hacia nuestro primer destino:
Bidart.
Tras 6h. de carretera, llegamos a Bidart. En busca de nuestra primera parada:
El camping Sunêlia Berrua.
A 100 metros del destino, el GPS nos gasta su primera broma:
"gire a la derecha y ha llegado a su destino".
Felices y contentos, giramos a la derecha, como un buen españolito obediente, y nos encontramos con una pendiente cuesta abajo, donde se vislumbra a lo lejos lo que parece un camping.
Ni cortos ni perezosos nos encaminamos hacia allí, dejándonos caer casi por la pendiente, cuando llegamos abajo, descubrimos que no es un camping, y que las únicas salidas son dos pedazos de cuestas.
Pensando que por la que habíamos bajado no podíamos subir, nos decidimos por el segundo camino.
Grave error!!!
Intentamos subir, sí, pero todo quedó en un intento, porque al primer acelerón el coche empezó a resoplar y a echar humo.
Por lo que desenganchamos la caravana, y pensando que somos Asterix y Obelix, decidimos que nosotros solos podríamos sujetar la caravana para que no se empotrara con los coches que allí estaban aparcados.
Pobres ilusos!!!
Cuando estamos en el momento en el que voy a ser engullida por la caravana, aparece un coche del que se bajan tres mujeres, (¡¡¡como si tres superhéroes aparecen en el momento en el que el protagonista va a ser aniquilado por el malvado!!!).
Con estos brazos de refuerzo conseguimos sujetar la caravana, mientras mi pareja colocaba el coche en el otro camino.
Una vez conseguimos volver a enganchar, miramos entre angustia y desesperación, la subida que teníamos ante nosotros, que si bien era bastante inferior a la anterior, el stres y la tensión, nos la desdibujaba. Así que con el coche oliendo a no se qué, y las buenas mujeres que se ofrecieron a guiarnos hasta el camping, arrancamos de nuevo, aceleramos y ¡ale hop! nos ponemos en marcha.
Y, efectivamente, a 100 metros a la derecha, pero ¡la otra derecha!
estaba el camping.
Os podeís imaginar, de la guisa que nos presentamos en el camping, sudorosos, desencajados, y un coche oliendo a quemado, y pidiendo que por favor, por favor, tengan una parcela para estos pobres campistas,jajajaja
Tras algunas dudas, pues estaba bastante lleno, conseguimos que nos den una parcela. Luego descubrimos el por qué estaba sin ocupar, pues a priori, estaba muy bien situada, cerca de los lavabos, de la piscina y recepción.
No contábamos con que teníamos que salvar un bordillo para subir nuestra pequeña casita.
Solo os diré que con la ayuda de otra buena mujer, un grupo de chavales, y a la orden de:
-¡Un, deux, trois!!!!!! y tras varios empujones, conseguimos subirla y colocarla.
Ya no sabía si reir o llorar, faltaba que tirásemos nuestras gorras al aire, en señal de triunfo.¡Por fin!
Pensé que ya nada más podía pasar, pues ya habíamos agotado todas las probabilidades de que algo más se torciera. Solo nos quedaba esperar a que el coche, dejara de oler, y nos demostrase que estaba en perfecto estado para poder proseguir con nuestro viaje.
Después de esta llegada agotadora, solo podíamos hacer una cosa: ¡Descansar! y así lo hicimos.
Bueno, hasta aquí por hoy, así fue nuestra entrada triunfal en tierras francesas, llena de nervios y angustia, pero también con buen humor, algo que nunca puede faltar. Y que gracias a él, superamos todos estos contratiempos.
Jajaja mejor hubierais estado el la Milla y para hablar francès a Antoñan que tenemos unos cuantos
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