Hoy os dejo la cuarta entrega de este corto relato, por llamarlo de alguna manera...espero que os guste, yo por mi parte os seguiré esperando en mi salón para que os toméis un pequeño descanso entre vuestros quehaceres diarios.
Capítulo 4. Oscuridad y silencio.
Mario acude como cada tarde desde hace una semana, al mismo pub.
Necesita volver a verla, pero ella no ha vuelto a aparecer, a veces se
desespera, necesita encontrarla. Se pide una Guiness, y se sienta como todas
las tardes en la misma mesa frente a la puerta esperando a que se abra y
aparezca, pasa el tiempo, despacio, muy despacio, y cada vez que se abre la
puerta mira esperanzado. Nada.
Cansado ya de esperar, decide marcharse. Se pone su cazadora, tiene que encontrar la
forma de localizarla, de volver a verla….
Sale del pub, se coloca sus cascos y enciende su iphone, deja que
sea el azar el que elija por él.
Mientras camina y va canturreando, sus pensamientos se alzan por
encima del camino.
Decide ir a casa, ponerse ropa cómoda y salir a correr.
Corre por el parque, respirando los aires de la primavera, sube un
poco el volumen de sus auriculares.
Sigue escuchando música, mientras son sus pies los que deciden por
donde correr, hoy han cambiado de rumbo, cambia su camino.
Se concentra en la música, en su respiración acompasada, en el
sonido de sus pies sobre el camino.
De pronto, algo llama su atención, sus sentidos se ponen en
alerta, su corazón se acelera, su vista se agudiza…
Una chica está sentada en un banco, está leyendo…no puede ser…se
va acercando, decelera el paso, pasa delante de ella como si fuera a cámara
lenta, todo se detiene, su cerebro procesa toda la información. Es ella.
Sigue corriendo y de pronto se para. Es su oportunidad, se gira y
con paso decidido se acerca a la joven.
Cuando está frente a ella, se presenta, un saludo formal sale de
su boca, ella levanta la vista, por fin ve esos ojos color miel, que le están
mirando, y le sonríen.
Se sienta a su lado.
Eleonor, ha decidido salir a leer un ratito al parque, la tarde
está templada, los árboles huelen a primavera, es una zona tranquila, alejada
del bullicio del parque infantil, y de la zona deportiva. Siempre le ha gustado
ese rincón, frente al lago, desde ahí puede ver cómo el sol va cayendo, respira
tranquilidad, algunas personas pasean por la orilla y otras como ella se
sientan a leer o a pintar. Es una zona donde cada uno se refugia en sus
pensamientos.
Ensimismada en la lectura, oye que la saludan, levanta la vista y
a contraluz no distingue muy bien quien es, es la figura de un hombre joven y deportista,
una voz suave y grave le pregunta si se puede sentar a su lado. Ella sonríe y
dice que sí.
El joven se sienta a su lado
-Hola, soy Mario-se presenta
Eleonor le mira, unos ojos marrón chocolate la miran fijamente,
tiene el pelo oscuro, ondulado, y una media barba recorta su barbilla.
El joven le tiende la mano mientras se presenta, de pronto Eleonor
se paraliza, su corazón se acelera, se detiene, la sangre se le amontona en la
cabeza….¡ese tatuaje!
Oscuridad y silencio........
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