Jaula de grillos

Bienvenidos a mi salón,

No hay nada mejor que una reunión de amigos, para arreglar el mundo, en un momento. Entre los "yo haría", "pues si fuera yo" y bla  bla bla...en unas horas, con unas patatas fritas y unas cervecitas tenemos todo resuelto. Debe de ser algo más complicado cuando hay gente que trabaja en ello diariamente como "jefes de mantenimiento", el caso es que no se si lo que falla son las patatas o los amigos con los que se reúnen, pero cada vez tenemos más goteras.
En fin, el caso es que entre risas  y charlotadas, alguién comentó: ¡parece una jaula de grillos!, el mundo supongo, porque ninguno de los que allí estábamos nos dimos por aludidos. A partir de ahí, viramos la conversación, hacia la comedia "Jaula de grillos" (1996), protagonizada por Robin Williams, siendo una adaptación de una comedia franco-italiana de 1978.
Yo la recuerdo como una comedia, hilarante, divertida y muy entretenida. Supongo que la mayoría de vosotros también la habéis visto.

Por resumirla un poco, diremos que Albert (Robin Williams) y Armand, son una pareja homosexual, en la que el hijo de Albert, Val (fruto de un desliz juvenil), anuncia que va a casarse con la hija de un senador ultraconservador. Para la petición de mano, quieren aparentar una familia común, por lo que llaman a la madre del chico, para que haga los honores. Pero surge un imprevisto y no puede presentarse por lo que es Armand el que tiene que hacerse pasar por madre del muchacho. La película trascurre tras una serie de equívocos y líos, hasta que se presenta la madre de Val, complicando la ya enredada situación. La prensa se entera que el senador está en el club que regenta Albert, por lo que para poder salir de allí, sin ocasionar un escándalo en su carrera, sale travestido del local.
Supongo que por todos los enredos, por los que viven aparentando lo que no son, por los que se niegan a evolucionar, por todos a los que les aprieta mucho el corsé y no pueden ni respirar, se dice que el mundo es "una jaula de grillos" donde hablamos sin escucharnos y donde disfrazamos nuestra vida.
Aprendamos a vivir, pues solo tenemos un pase en esta función, y recordad ¡dadle alas a la escoba!